Neurocirugía.
Neurocirujanos
Apenas Mateo me sonrió, con los ojitos cerrados por estar tan debil, debí dejar la sala. Ya la doctora me informó de lo que estabamos enfrentando. Solo Dios sabe todo lo que pasa por la mente y corazón de dos padres que se presentan con tal situación. La tristeza de Gabi y el desconsuelo era notorio y no es para menos, ver como desfallece un pequeño hijo es desgarrador. Las posibilidades de una mejoría eran muy pocas y solo esperaban poder bajar el grado de hidrocefalea para poder intervenir quirurgicamente cuanto antes.
Despues de decidir con Gabi, fuí a descansar a la casa de mis suegros, ya era tarde, Misael ya dormía, lo que nos dió oportunidad de hablar y llorar bastante con Antonio y Rosa. Solo podíamos dejar que Dios fuera colocando las piezas en su lugar aunque parecía que todo era imposible.
Al rato de haber ido a dormir (si ello fuera posible), sonó el teléfono, era Gabi. Mateo se descompenzó y entró en coma, ya no había mas tiempo, debían operarlo urgente y solo un milagro le podría ayudar.
Antonio "el Tata" me llevó inmediatamente al hospital, realmente no hay consuelo ni palabras para aliviar una madre ante semejante panorama si no fuera por la misericordia del Señor , no se como podríamos soportar. Dios ayúdanos! Nuestras lágrimas, los nervios, la oración y el constante ruego era lo que nos inundaba cada segundo de esos tan largos momentos. La operación primaria fué el domingo para drenar el exceso de líquido cefalorraquideo y debimos esperar sino hasta el jueves siguiente para ver si lograban quitarle el tumor. Mientras tanto Juan Mateo estaba en terapia intensiva y solo lo podíamos ver luego de cada informe a las 14:00 y a las 20:00 unos 40 minutos diarios sin irnos del hospital, durmiendo en los pasillos pero con la firme eperanza de que Dios obrara en Juan Mateo y nos diera la gracia de tenerlo un tiempo más como si fuese un gran regalo... y así fué.
Comentarios
Muchas gracias también por el comentario de la mamá de Soledad!!!!
Da fuerza y esperanzas a otras personas que viven momentos difíciles con un hijo con diagnóstico de tumores cerebrales.
Dr. Enrique J. Herrera
Leonardo